
Cuando un banco de arena casi hace tambalear el yate, no dudas ni un segundo. Te apresuras a la cabina y muestras tu gran liderazgo. La tripulación cambia de rumbo cuando tú llevas el timón. Como un verdadero capitán, maniobras y aseguras el yate. Recibes los aplausos con mucho orgullo. Gracias a Beau, ¡todo va bien para ti!
