Así, desprevenido, acabas en la atracción más terrorífica de tu vida. El tiovivo se ha puesto en marcha, los coches de choque no tienen límite de velocidad y quién sabe qué es eso que se mueve en el cubo de las palomitas. No dejes que los bichos de Wicked te atrapen, lo más probable es que pronto tengas que ponerte un bóxer nuevo.